lunes, 29 de junio de 2009

VIÑA DEL MAR

Estoy en un bus recorriendo la ruta que une Viña del Mar con Santiago. Los efectos del THC predominan en mi fisionomía de una manera espeluznante. Están pasando “Una Noche en el Museo” en una telecita de 14 pulgadas y ni siquiera tiene volumen, no pude haber un espectáculo más horroroso.Tendré que hacerles un recuento de ciertos sucesos que nos acontecieron en el transcurso de este fin de semana.

Yo, tenía que irme a Viña. Porque el Matías iba a celebrar su cumpleaños y me planteó que nos fuéramos juntos, yo le dije que si al toque, obvio, porque me encanta Viña, pero no podía irme el mismo viernes. En la semana me inscribí para realizar un taller en la sala del MNBA del Mall Plaza Vespucio; y se ejecutaba el día sábado a las 4 PM. Se lo comenté a la Tamara y ella se animó a su vez junto al Jose. Le dije también que después del taller me iba a Viña y le propuse en son de broma, o webiando, para un mejor contexto, que nos fuéramos también al litoral. DICHO Y HECHO; la Tamara se motivó y quedamos de partir a Viña al otro día.
El sábado comenzó temprano, me llamó el David porque habíamos quedado en reunirnos para dilucidar el futuro de nuestro Indoor y, específicamente, de la California Orange. Me quedé en la casa de mi mamá haciendo la hora para acudir al taller. Nos juntamos a las 4 con el Jose y la Tami y fuimos al famoso taller, que resultó ser harto ART ATTACK pero livianito, me gustó. Después de eso pasamos a tomar helados y nos fuimos caminando; el Jose hasta metro Mirador, y yo con la Tamara nos fuimos a donde mi mamá; tenía que dejar la bicicleta y hacer el bolso para el viaje. Además estaba casi segura de poder convencer al Víctor para acompañarnos. Y así fue. Partimos cargadas a la peluquería a buscarlo y en poco más de una hora ya íbamos camino a Viña, no sin antes pasar a incorporar en nuestro equipaje un cargamento suficiente para subsistir, directamente de la casa del Nêne.
1 Ravotril de 2 mg para cada uno y un paragua rápido en el camino. Manos a la obra, el resto fue un juego de niños. Irradiábamos esa sensación de revolver suave el agua limpia y clara de un vaso, con un pincel empapado en pintura. Íbamos muy contentos. Nos fuimos sacando fotos en todo el camino, nos reíamos, hicimos videos y luego el Clonazepam se apoderó de mis compañeros de viaje que se durmieron dejándome sin otra compañía que el pendrive gritándome a Chris Brown en la oreja.Ellos iban un poco nerviosos porque no conocen al Matías, pero les dije que se relajaran, no vale la pena pensar en catástrofes y cosas del mal, más vale pensar que todo saldría bien y tendríamos un bien merecido carrete en Valpo la quinta región.
Hace tiempo me agregó un loco al msn, ni sé por qué, pero eso siempre me pasa, así que no lo pesqué nunca hasta que un día él me habló. Quizás cuanto tiempo llevaba en mi lista de contactos pasando desapercibido; la cosa es que me habló y me dijo hola y un montón de cosas más y conversaciones triviales, domésticas, poco interesantes o políticamente correctas las cuales no tiene ningún sentido detallar aquí, puesto que sólo alargaría el párrafo, confundiendo al lector. Finalmente el loco es de Valpo y quedamos de comunicaros este fin de semana que yo pasaría en Viña.
Cuando llegamos donde el Mati; el Víctor, la Tamara y yo, fue un completo BOW. Nos sentimos incómodos, el Matías ni me pescaba, había caleta de gente que no conocía y el ambiente se notaba poco distendido. Yo no quería que mis amigos se sintieran incómodos, al contrario, quería que lo pasáramos atroz de bien. Si más que mal, estaba en Valpo con mis mejores amigos, faltaba sólo la Karinita. Así que en 2 indicaciones de celular, coordiné una reunión con el chico de msn endémico de Valparaíso y tras cruzar un par de palabras con el Matías nos dirigimos a tomar la micro que nos llevaría al segundo destino de esa noche. Eran las 1 de la mañana, nuestra ración de pergua había disminuido en, al menos, la cantidad necesaria para un buen caño, y los chicos bajaban a tiempo un vodka.
Nos juntamos en el típico Blockbuster de la subida Bellavista. El loco era re piola, buena onda, andaba con unos amigos que caminaron después de un rato; primero fuimos al Bar entre Amigos y el copete era súper barato, yo tomé un jugo con el Víctor, la Tamara un tequila margarita y los cabros un vodka, parece.Nosotros también andábamos con vodka, un Eristoff, en el bolso (de hecho todavía lo ando trayendo). Cerca de las 3 nos dirigimos a Pagano, era atroz de cola y caro; y elegimos el Morgana que es lo más parecido al Bal-le-duc antiguo, bien simpático, piola, con la misma cantidad de personas que se convierten en un complemento ideal para ornamentar este tipo de locales. Bailamos, fumamos como condenados, había vodka, estuvo filete la weá. Pero al Víctor y la Tamara nuevamente les venció el sueño y cuando, a las 5 AM, comenzaron a desalojar el lugar, nos encontrábamos en la calle sin destino específico aparente.
Teníamos 2 opciones, cada una con sus propias variaciones y posibilidades:
-Aperrar e irnos al terminal de buses y volver a nuestra acogedora capital a primera hora; o,
-Volver a Chorrillos a la casa del Matías y pasar el resto de la madrugada ahí, aunque eso significara, tal vez, soportar caras largas o inclusive una rotunda negación.

Optamos por la segunda, no perdíamos nada, y los tres teníamos las mismas ganas de seguir disfrutando de ese fin de semana fuera de Santiago. Afortunadamente el nivel de THC que destilaba el Mati lo mantenía en un constante estado de apatía y accedió sin ningún problema a que pasáramos la noche en su casa. La micro de vuelta fue una travesía, y comenzó una lluvia frágil y silenciosa como humo.Nos tocó alojar en una especie de living o sala de estar, y los 3, cuál de todos más volados, dormimos apretujados en un sillón-cama, hasta que el nuevo día nos despertó con el sol atravesando gruesas nubes densas y, como la mayoría de las veces, con una atractiva promesa de comenzar bien el día, fumándose uno weno.

La mano más rápida del mundo: en Viña en menos de 20 minutos
15 lucas de Cogollos de Marihuana, valen la pena.
Acá en Santiago cuando po.

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